Juan Pablo Montoya volvió a beberse la leche, trofeo icónico que recibe el ganador de las 500 millas de Indanápolis. El piloto colombiano vuelve a inscribir su nombre en el trofeo de una de las pruebas más prestigiosas del planeta, con una curiosa particularidad, su otra victoria se produjo en el año 2000, corriendo como Rookie y en las filas del equipo Chip Ganassi. 15 años después, vuelve a repetir triunfo, esta vez en el Team Penske, y pese a la cantidad de tiempo pasada, se trata de la tercera participación de Juan Pablo en las 500 millas en sus 39 años de edad.
Montoya salió victorioso en un final de infarto en el que Will Power, Kimball, Dixon y el propio Montoya lo dieron todo, contravolanteando a más de 370 kilómetros por hora y rozando los muros del trazado oval. Un fuerte accidente ocurrido a 25 vueltas del final (200 vueltas de duración) dio la oportunidad de vivir una carrera sin estrategias alternativas. Los favoritos tenían el combustible necesario y gomas nuevas, solo importó cuanto eran capaz de acelerar, y en este sprint final de 15 vueltas, Montoya supo controlar los ataques de su compañero de equipo Will Power y de un invitado inesperado, Charlie Kimball, además de la presencia de Scott Dixon.
Apenas tres horas y seis minutos después del comienzo de la prueba, Montoya veía ondear la bandera a cuadros llevándose la victoria por 104 milésimas de segundo sobre su compañero Will Power, que definitivamente ha superado su enemistad con los óvalos con este gran resultado. Siguiendo la estela de Power, entraron los Chip Ganassi de Kimball y Dixon, mientras que ya más retrasado, el primer motor Honda, el de Graham Rahal en quinta posición, seguido por Marco Andretti, Helio Castroneves, Hildebrand, y con Newgarden y Pagenaud completando el top10.
Montoya supo reponerse a una parada no programada ocurrida durante las primeras 20 vueltas, cuando en la resalida tras la primera neutralización, Simona de Silvestro contactó con su parte trasera, descolgando uno de los pontones. Montoya entró a boxes cambiando la parte trasera al completo, pudiendo incorporarse al pelotón sin perder vuelta, para poco más tarde comenzar una remontada memorable hasta alcanzar el liderato y luchar por una victoria que alcanzaría finalmente.
Como suele ser habitual, la carrera estuvo repleta de incidentes que empezaron incluso antes de la bandera verde. Alex Tagliani sufría el primer sobresalto, con un fallo en la caja de cambios que le impidió arrancar junto al grupo, aunque el rápido trabajo de sus mecánicos le permitió salir a carrera. De nuevo, antes de la bandera verde, la crueldad se cebaría con el estadounidense Conor Daly, cuando su motor Honda pasó a ser una bola de fuego, tirando por tierra las esperanzas y esfuerzos del carismático piloto.
Con la bandera verde, no cambió la racha. En la primera vuelta, Sato intentó un innecesario exterior a Sage Karam, que terminó en contacto y con el joven piloto estadunidense contra el muro. Indirectamente, Sato sufrió daños en su vehículo que le obligaron a varias paradas en boxes al tiempo que Ryan Briscoe, sustituto de Hinchcliffe levantaba el pie al ver el accidente, siendo golpeado por uno de los Dale Coyne. Briscoe pudo continuar en carrera.
Tras el lento comienzo de carrera, el pelotón se puso manos a la obra, tirando al máximo durante más de 50 vueltas, en las que los hombres de Ganassi, Dixon y Kanaan se intercambiaron el liderato en numerosas ocasiones en una clara maniobra de repartir el peso de la carrera y el gasto de combustible extra. Al menos, hasta que una nueva neutralización sacudió a la carrera. Bryan Clauson perdía la cuerda de la curva, trazando por la parte sucia y acabando inevitablemente contra el muro.
Relanzada la prueba, el pelotón comenzó a tirar a un ritmo endiablado de nuevo haciendo que los últimos participantes llegaran a perder vuelta, hasta que en la vuelta 113 llegó un nuevo accidente, accidente que desafortunadamente incluyó a Oriol Servià. Ed Carpenter, piloto que consiguiera la pole position tanto en 2013 como en 2014, cogió el rebufo al piloto de Pals, y en un exceso de optimismo se metió por el interior por donde no había hueco. El contacto no se pudo evitar y ambos pilotos ponían fin a su carrera contra el muro.
Durante el transcurso de la bandera amarilla, sucedió el incidente más desagradable vivido durante la carrera, y que se concentró de lleno en el equipo Dale Coyne, con sus tres pilotos involucrados. En el contexto de una parada en boxes masiva, Pippa Mann se incorporaba a pista, en paralelo con otro piloto, lo que la obligó a quedarse en la zona más cercana a los mecánicos. Paralelamente, los mecánicos le daban la orden de salida a Vautier, que chocaba directamente con el vehículo de Pippa Mann y salía rebotado contra los mecánicos que trabajaban sobre el coche de James Davison, quedando varios mecánicos tendidos en el suelo y teniendo que ser evacuados en ambulancia. Tras el incidente, el equipo decidía retirar tanto los coches de Davidson como de Vautier, quedando únicamente con el de Pippa Mann en pista.
Se alcanzaban las 150 vueltas, se llegaba a la parte final de la prueba, la hora de darlo todo, cuando de repente, uno de los favoritos sufría un nuevo accidente. El brasileño Tony Kanaan, ganador de la edición de 2013 sufrió un latigazo en plena curva que le hizo perder el vértice de la misma, sin poder evitar el contacto contra el muro, poniendo fin a su carrera.
La prueba aún sufriría más interrupciones. En la vuelta 168, dirección de carrera decidió al fin escuchar las amargas quejas de los pilotos y neutralizar la prueba para sacar las máquinas limpiadoras a pista, en una de las más que habituales “caution for debris”. La bandera verde saldría con 28 vueltas por delante y una mezcla de estrategias con pilotos que ya no necesitaban parar más junto a pilotos a los que restaba una parada para poder llegar al final.
Sin embargo, aún habría tiempo para un nuevo incidente. Sebastian Saavedra y Jack Hawksworth luchaban por posición cuando ambos pilotos se desequilibraron mutuamente, trompeando y acabando contra el muro, aunque con peor suerte para el colombiano, ya que el monegasco Stefano Coletti no pudo evitar el coche de Saavedra, golpeándolo con violencia. El piloto colombiano tuvo que ser evacuado con un más que aparente daño en su pierna derecha.
Con 11 de los 33 vehículos fuera de juego y 16 vueltas para la gloria, la bandera verde ondeó por última vez, ocurriendo en pista un gran duelo entre la totalidad de la parrilla que se saldaría con la ya mencionada victoria de Montoya. 20 pilotos finalizaron en la vuelta del líder. Carlos Muñoz, vigésimo y Justin Wilson, vigesimoprimero se vieron perjudicados al usar una estrategia extrema, siendo finalmente los únicos que no pudieron luchar en la recta final de la carrera. Simona de Silvestro le ganó el duelo a Pippa Mann por ser la mejor fémina tras finalizar en decimonovena posición. La suiza se quejó de falta de competitividad en su coche tras el toque con Montoya, echando en falta velocidad punta.
La edición 99 de las 500 millas de Indianápolis se completó en 185 minutos y 56 segundos, con 47 de las 200 vueltas bajo bandera amarilla, lo que redujo la velocidad media de la carrera hasta las 161,341 millas por hora, es decir, casi 260 kilómetros por hora. Charlie Kimball consiguió la vuelta rápida de carrera con un promedio de 226,712 millas por hora o 365 kilómetros por hora, igualando prácticamente la pole position. Durante las 200 vueltas de carrera se produjeron hasta 37 cambios de líder.
Los 101 puntos otorgados a Montoya por esta victoria le hacen ser aún más líder, con 272 puntos en total, aunque Will Power continúa cerca con 247 puntos. Scott Dixon es tercero con 211 puntos mientras que Helio Castroneves se queda con 206, por lo que es probable que el título acabe siendo un duelo entre compañeros de equipo, un duelo entre Montoya y Power.
La Indycar no descansa, y ya sin tiempo para celebraciones los vehículos viajan camino de Detroit, donde el próximo fin de semana se disputarán dos carreras en el trazado urbano.