Marc Marquez llega a Montmeló tras haber completado un sólido inicio de temporada. El ocho veces campeón del mundo acumula dos podios en carrera larga, otros tres en sprint y una pole. A 40 puntos de Jorge Martín, líder de la general, pese a sus caídas en Portimao y Austin, Márquez llega a un circuito que no le gusta especialmente como él mismo ha reconocido: “Será un fin de semana duro, ya que este no es un circuito de mis favoritos”.
Pese a la inminente carrera, de lo que más se habla en el paddock es del futuro del piloto de Gresini. Sin contrato para el año que viene, Marquez aspira a conseguir una moto oficial para 2025. Es uno de los candidatos para la Ducati de fábrica, aunque también ha sido vinculado con KTM.
Sobre su futuro ha comentado: “Mis prioridades son distintas a las del año pasado. Este curso buscaba recuperar sensaciones; el año que viene quiero pelear por el Mundial, y para eso hay que buscar las mejores condiciones. En ese sentido, un equipo oficial te garantiza los recursos y las piezas, de modo que tu vida se hace más fácil”.
No ha ocultado su deseo de acabar en el equipo oficial de Ducati, aunque ya en Le Mans apuntó que él quería una moto del año “independientemente del color” del prototipo. “Evidentemente, para mí, la Ducati es la que tiene más potencial en la mayoría de circuitos. Por eso elegí esa dirección con Gresini. Pero Aprilia y KTM cada vez están más cerca”, afirmó el de Cervera.