Una máxima muy extendida en el mundo de la competición es que tu primer rival es tu compañero de equipo, de ahí que trabajar juntos se convierta en ocasiones en una quimera. Ejemplos los hay de todos los tipos, como el muro físico que estableció Rossi con Lorenzo a su llegada a Yamaha en 2008.
Pero cuando no se está en posición de superioridad, otro aforismo establece que la unión hace la fuerza. Ese es el caso de Suzuki en estos momentos, que lucha por equipararse a Honda, Yamaha y Ducati.
Desde Hamamatsu son conscientes de que con solo dos motos esta tarea resulta más complicado, aún más si cada uno de sus pilotos hace la guerra por su cuenta, por lo que trabajan para incorporar una segunda estructura.
Tras la salida de Viñales y Espargaró a finales de 2016, la marca de la gran S apostó por una combinación similar de un piloto experimentado –Iannone– y un joven –Rins–. Sin embargo, el alumno ha ‘mojado la oreja’ al maestro en muchas ocasiones desde que comparten box.
Mientras que hace unos meses Iannone acusaba a Rins de aprovecharse de su trabajo, en este inicio de temporada parece que la situación ha cambiado y ambos reman en la misma dirección.
No obstante, por mucho que los resultados y el grado de colaboración entre ambos ha mejorado, parece imposible que Iannone conserve su puesto el curso próximo, por lo que Rins deberá acostumbrarse a un nuevo compañero.
“Siempre estamos comparando datos, porque en algunas pistas yo soy más rápido y en otras lo es él, explica Rins. “Para lograr una buena configuración de la moto, desde el principio del año pasado estamos trabajando juntos. Sabemos que tenemos diferentes estilos de pilotaje, pero él me ayuda a encontrar cosas y yo le ayudo a encontrar otras”.