Apenas unos días después de competir en Petit Le Mans, disputando la final del IMSA WeatherTech SportsCar Championship en Road Atlanta, Miguel Molina volvió a este lado del Atlántico para poner cierre a su campaña europea. El miércoles, el piloto oficial de Ferrari se empleó a fondo junto a sus compañeros Fran Rueda y Andrew Gilbert. El equipo demostró la competitividad del Ferrari 296 LMGT3, pero la calificación no fue acorde con el plan establecido por el trío de Kessel Racing, situando a Andrew Gilbert décimo en parrilla. El sábado, Andrew Gilbert realizó una gran salida, ganando tres puestos y escalando a la séptima plaza.
El británico iba en modo ataque e incluso llegó a ser líder gracias a una apuesta en la estrategia durante el período de Safety Car. No obstante, Fran Rueda no pudo capitalizar ese resultado ya que el equipo recibió una penalización en modo de drive-through debido al exceso de límites en la pista. Relegados a la undécima posición, el español realizó un gran esfuerzo para ganar terreno antes de pasarle el volante a Miguel Molina. El piloto catalán salió a pista en décimo tercer lugar, sin poder evitar quedarse luchando en medio del tráfico durante los últimos cincuenta minutos de carrera. A pesar de ello y de las numerosas banderas azules que se señalaron, la ofensiva del piloto fundador de ROGO Motorsport Agency obtuvo su recompensa permitiéndole ganar dos posiciones y acabar justo a las puertas de los puntos. Desafortunadamente, otra penalización para el equipo recibida después de la carrera relegó al trío a la décimo segunda posición.
“Ha sido una carrera muy movida, con un resultado frustrante”, explica Miguel Molina. “Éramos rápidos y en un momento dado, llegamos a liderar la carrera gracias a una estrategia excelente en la llamada a boxes. Por desgracia, las penalizaciones nos costaron tiempo. Esperábamos un mejor final, la verdad, pero estoy contento de cómo hemos trabajado como equipo. Luchamos hasta el final y mostramos un gran trabajo en equipo durante todo el fin de semana.”
La última carrera ponía fin a una temporada especialmente intensa y competitiva en la categoría europea de LMGT3. Con el podio de Imola, Kessel Racing y sus tres pilotos demostraron un progreso constante a lo largo del año, finalizando justo al margen de los diez mejores en Europa.
“Este año ha sido todo un desafío”, reconoce Miguel Molina. “No obtuvimos los resultados esperados, pero he disfrutado de esta experiencia con Fran y Andrew. He intentado ayudar el máximo posible, especialmente guiando a Andrew en su primera temporada en las European Le Mans Series, y seguir aprendiendo como equipo. Ha sido especial compartir el volante con Fran porque los dos nos conocemos desde hace mucho tiempo y confiamos mucho el uno en el otro. De nuevo, toda la familia del equipo Kessel Racing ha hecho que me sienta como en casa. Mi última carrera con ellos fueron las 12 horas del Golfo en 2018, que ganamos juntos, o sea que ha sido un gran regreso compartiendo temporada de nuevo. En general, ha sido un año positivo desde el punto de vista humano. El ambiente era genial y hemos permanecido unidos y centrados, incluso cuando los resultados no eran perfectos.”
Ahora, el piloto español se prepara para regresar al Campeonato del Mundo FIA de Resistencia para disputar la última carrera del año, las 8 horas de Baréin (6-8 de noviembre). Junto a Antonio Fuoco y Nicklas Nielsen, intentarán asegurar el título de constructores para los del Cavallino Rampante a los mandos del Ferrari 499P nº50 de Ferrari – AF Corse.
“Hay que cambiar el chip y centrarse en Baréin”, concluye. “Lo estoy deseando. Nuestro objetivo es claro: tenemos que acabar la temporada en el FIA WEC de la mejor manera posible y ayudar a Ferrari a lograr el título de constructores. Esa sería una gran forma de acabar el año.”