Como el australiano había perdido dos posiciones en la primera vuelta y cayó al decimotercer puesto, la posibilidad de puntuar había disminuido. Era necesario hacer algo diferente al resto para intentar salvar el día, por lo que fue de los últimos pilotos en parar en boxes, lo que le dio la oportunidad de montar neumáticos blandos para ir al ataque hasta el final. Con la intención de aprovechar las últimas 25 vueltas y terminar lo más arriba posible, se lanzó sin contemplaciones por el interior de la curva 6 e impactó con Yuki Tsunoda, provocando el abandono del japonés. Ante este suceso, los comisarios penalizaron al atacante con 10 segundos.
A pesar de esta sanción, Ricciardo siguió empujando, alcanzó el grupo de delante y fue capaz de adelantar a Bottas, Ocon y Alonso para escalar al séptimo puesto. Sin olvidar la penalización, el integrante de McLaren se dejó la piel para conservar esta posición, su ritmo era vertiginoso y consiguió terminar por delante de Ocon con un margen superior a los 10 segundos, permitiéndole terminar séptimo.
"La carrera fue una montaña rusa. Deseaba una carrera más tranquila, nunca quieres tener un contacto (con otro piloto) y nunca quieres recibir una penalización. Aun así, no cambió el resultado para nosotros. En general, estoy muy contento", concluye el australiano en declaraciones recogidas del comunicado de McLaren.