El Porsche 911 RSR GTLM es el vehículo de moda en la categoría GT. En Long Beach, tercera cita de la temporada del campeonato de resistencia americano, el fabricante alemán volvió a mostrar un rendimiento espectacular. Sin embargo, el rendimiento puro no siempre es suficiente para lograr la victoria, ni siquiera en una carrera de 1:45h, donde la estrategia carece prácticamente de importancia.
Y es que tras liderar la primera parte de la prueba tras deshacerse con cierta facilidad de Bill Auberlen, el poleman con su BMW M6, los Porsche cometieron un error inexplicable, y tanto el #911 como el #912 excedieron el límite de velocidad en el pit lane, lo que les forzó a un paso extra por boxes. Para fortuna de los Porsche, un posterior Safetycar les permitió pegarse a la cabeza de carrera, compuesta por los dos Chevrolet Corvette, ya que el BMW M6 de Auberlen y Werner también sufrió una sanción por exceder el límite de velocidad en boxes.
Sin duda alguna la carrera tomó un nuevo rumbo tras el mencionado Safetycar. Tommy Milner, en el liderato, trataba de escaparse mientras Antonio García realizaba trabajo de contención en la segunda posición ante el empuje de los Porsche 911, sin duda más rápidos en este circuito urbano. Antonio García aguantó inapelablemente hasta que a falta de solo 9 minutos para finalizar la carrea Antonio perdió la trasera del Corvette a la hora de dar gas, trompeando y golpeando el muro. Aunque el C7 parecía entero, al entrar a boxes se revelaron daños que obligaron al abandono. Ni media vuelta tardaron los Porsche en recortar los dos segundos de distancia con el líder.
Sin embargo, Tommy Milner sacó a relucir su veteranía, conteniendo los ataques de un fogoso Frederic Makowiecki, hasta que faltando apenas una vuelta para el final de carrera, el francés colisionó contra el Corvette en la horquilla, el lugar más lento del circuito. Milner sufrió un trompo mientras Makowiecki quedaba atrapado tras él, siendo el beneficiado inmediato el Porsche 911 de Nick Tandy y Patrick Pilet, que pasaba a liderar la carrera para ganar plácidamente, pues el resto de rivales iba con vuelta perdida.
Just like that, Corvette goes from looking at a potential GTLM 1-2 to not winning today at the #BUBBAGP pic.twitter.com/zxOk5w1DFx
— SPEED (@SPEED) 17 de abril de 2016
Nick Tandy cruzaba la línea de meta llevándose la victoria mientras Milner lograba regresar a pista para firmar el segundo puesto ante las caras largas de un Corvette Racing nada contento con la maniobra de Porsche, cuyo equipo había sido inmediatamente beneficiado de la infracción. Makowiecki sin embargo tuvo que abandonar por los daños sufridos en el golpe, siendo finalmente séptimo.
El tercer cajón del podio lo heredó el Ferrari 488 GTE de Risi Competizione pilotado por Giancarlo Fisichella y Toni Vilander, que han sacado petróleo tras un fin de semana en el que no han mostrado competitividad. Menos competitividad aún mostraron los Ford GT, por lo que el cuarto puesto de Ryan Briscoe y Richard Westbrook sabe a victoria tras rodar al fondo del pelotón durante toda la prueba.
Quinta posición para el BMW de Bill Auberlen y Dirk Werner, que acabaron pasando por boxes hasta en tres ocasiones, con el Ferrari de Scudería Corsa pilotado por Daniel Serra y Alessandro Balzan en sexta posición tras reponerse de unos supuestos problemas electrónicos que les hicieron rodar muy lentos durante unas vueltas.
Hasta cuatro abandonos se registraron de entre los 10 vehículos participantes. A los ya mencionados de Antonio García y Frederic Makowiecki, se unió el del BMW M6 GTLM de John Edwards y Lucas Luhr, cuando a falta de ocho minutos para el final de la prueba, la capota del GT alemán se levantó, impidiendo la visibilidad del piloto, que acabó trompeando y golpeando el muro de neumáticos instalado en la escapatoria. Por último, aunque acabó viendo bandera a cuadros, el Ford GT Dirk Muller y Joey Hand registró un sinfín de problemas durante la carrera, incluyendo el hecho de que la puerta decidió abrirse en mitad de carrera, obligando a un paso extra por boxes. Paradójicamente, tras no mostrar nada de ritmo durante todo el fin de semana, Chip Ganassi decidió montar gomas nuevas a final de carrera, lo que permitió a Dirk Muller marcar la vuelta rápida con el Ford GT. Pese a todo, no impidió que Muller cruzara la meta en octava posición, entre los pilotos accidentados.