Ford empezó el día mandando. Craig Lowndes consiguió ser tercero en la primera toma de contacto con el circuito, pero parecía que el óvalo azul volvía a estar por delante. En la sesión de libres matutina se rodó otra vez con el asfalto mojado, el ritmo no era malo, pero estaba a dos décimas de Mark Winterbottom. Quedaba mucho por delante, sólo eran libres. Iba a ser un día divertido.
Ya en clasificación, la pista estaba seca… por poco tiempo. Justo al empezar a correr el cronómetro, las nubes se acercaron al circuito. Querían ver e influenciar en los V8 Supercars. Y así fue. Pole position para Cameron Waters, quien completó la mejor vuelta en seco de la sesión. Muy pronto, como una centella verde. Debido a esa prisa inicial, la clasificación se vio afectada por una bandera roja provocada por Michael Caruso. El de Nissan empanzó el coche en curva 1. Las escapatorias de arena de Barbagallo son muy peligrosas, pues es sencillo dejar el coche atascado en la trampa, e incluso volcar si se entra de lado.
Tras esa bandera roja, la pista no mejoró. En 15 minutos no da tiempo a que se seque la pista, con lo que el #6 de Prodrive Racing Australia dio en la diana: primera pole en su carrera deportiva en los V8 Supercars. Junto a él, Chaz Mostert. Detrás de ellos, dos leones rojos con ganas de perseguir a las gacelas azules: Lowndes y Shane Van Gisbergen.
La hora de la carrera se iba acercando, y la pista estaba seca. A falta de media hora se abría el pit-lane, y todo el mundo ocupó su lugar correspondiente. Mención especial a Scott McLaughlin. El neozelandés mostró ritmo ayer, pero la lluvia diluyó cualquier posibilidad de arrancar en posiciones delanteras y/o de sumar puntos importantes. Su posición de arrancada, la décimo quinta.
Y como si de un déja vú se tratara, chaparrón quince minutos antes de la salida. La pista pasaba de seco a húmedo en menos que canta un gallo. Los equipos, con prisa para evitar que el agua entrase en la cabina, añadiendo algún kilo extra al coche. Y, dentro de un Holden cubierto por un biombo, los ojos de Lowndes brillaron. Lluvia, lo que necesitaba. Los neumáticos blandos eran unos desconocidos debido al líquido elemento, con lo que la estrategia era clave. Y lo fue.
En la salida, los Ford patinaron en exceso y Van Gisbergen se auparó a posiciones delanteras. El poleman Waters aguantó bien las acometidas de Shane, pero finalmente cedió. Lowndes estaba cuarto, pero Mostert y Waters estaban esperando a la parada para neumáticos de seco. El tempo aquí en Barbagallo es importante, así como una parada en regla. Si una detención en boxes sale mal, puedes acabar doblado.
En el momento de cambiar neumáticos de seco, Van Gisbergen lideraba la carrera por delante de Waters y Jamie Whincup. El líder del campeonato tuvo unas primeras vueltas muy buenas y consiguió recuperar terreno. La agresividad de Whincup en agua también es destacable, pero no pasaron más de 10 vueltas y la pista estaba casi seca. Momento de barajar al pelotón.
El baile de las paradas y la lluvia dejaron una situación de carrera curiosa. El desgaste de los neumáticos en Barbagallo es altísimo, y más con pista verde después del chaparrón. EL hecho de alargar la parada para poder cambiar a neumáticos de seco en el momento oportuno abrió la ventana a que se pudiese ir tanto a dos como a una parada. Todo dependía del momento en el que decidir hacer la segunda detención. A su vez, la carrera también servía como prueba para ver cuánto desgaste podían acumular los neumáticos blandos.
La clasificación seguía encabezada por Shane Van Gisbergen. El de Triple Eight había construido un pequeño fortín a base de ritmo, pero en seco el #97 sufrió. Mostert pasó a Waters y fue a la caza del neozelandés. ¡Lo intenta en curva 7, pero Van Gisbergen le devuelve el adelantamiento apenas 200 metros después! Los siete primeros estaban en un pañuelo debido al trenecito montado por Van Gisbergen. Y, entonces, a Lowndes le volvieron a brillar los ojos.
Estando tercero después de adelantar a Cameron Waters, Ludo Lacroix y el piloto del #888 decidieron parar en boxes. 22 vueltas para el final. ¿Sería capaz Lowndes de ganar? Se desconocía el desgaste, aunque poco a poco los tiempos caían. De los 57 bajos nada más salir del pit-lane, a 58 bajos en menos de 10 vueltas… Quizá funcionase. Se dan los mismos puntos el sábado que el domingo. Era una opción plausible.
Debido a la apertura de esta segunda variante estratégica (lluvia-blandos vs lluvia-blandos-blandos), se creó una segunda vía: Scott Pye, Jason Bright, el propio Lowndes y Scott McLaughlin se arriesgaron. Mientras esto sucedía, Winterbottom iba de mal en peor. El actual campeón se pasó de frenada en curva 7, a la vez que intentando parar en el pit-lane a seguir la estrategia a 2 paradas, Dale Wood le golpeó por detrás y le hizo trompear. Mal día en la oficina del Falcon FGX #1.
En la vuelta 30, después de la segunda parada, Lowndes estaba vigésimo segundo. Con 20 vueltas por delante, necesitaba ir a un piloto por giro. La diferencia de ritmo entre neumático usado y neumático nuevo aumentaría con el paso de las vueltas, pues las gomas usadas no tendrían margen de uso, mientras que Lowndes sí. Apretó los dientes, y empezó a remontar. Una parada extra, un suicidio, pero que de momento daba sus frutos.
A penas cuatro vueltas después, Lowndes ya estaba rozando el top-10. Los líderes rodaban en 1:00… Lowndes en 57. Menos de 20 vueltas, 22 segundos de diferencia con cabeza de carrera. La montaña no era tan difícil de escalar. Y eso que Lowndes no contaba con una ayudita que tuvo: pelear por posición.
A diferencia de Lowndes; Van Gisbergen, Mostert, Waters, Whincup, Garth Tander, Will Davison y James Courtney se las tenían en pista. Lowndes no tenía mucha resistencia, pero el grupo delantero sí. Más tiempo perdido para los de delante. En un momento dado, los Ford de Mostert y Waters perdieron el ritmo. Las gomas defallían, y había que cuidarlas. Por detrás, la sombra azul del Commodore VF II con el número 888 crecía en los retrovisores.
Las cosas se pusieron serias. Menos de 10 vueltas para el final y Lowndes había recortado la distancia con el grupo delantero. Como si de un videojuego se tratase, fue rebasando a sus contrincantes con una facilidad asombrosa. Incluso a dos en una misma curva, uno a la entrada de la misma y otro a la salida. La victoria estaba cerca, y cuando llegó a la altura de Whincup y Van Gisbergen, Craig dudaba un poco más. Pero sólo un poco, porque al final acabó superando a sus compañeros de equipo y se marchó. Se marchó rumbo a la victoria, aunque no sin un último susto.
Las nubes se acercaron. Mucho. El show de Lowndes quería ser visto por la naturaleza. ¡Tormenta en la última vuelta! Por suerte, el pelotón cruzó meta sin demasiados problemas pese a que las condiciones no eran las mejores. El #888 ganaba la carrera tras remontar 21 puestos en menos de 20 vueltas. El show de Lowndes, séptimo ganador del año en ocho carreras.
“Vi a Craig entrar a boxes por el retrovisor, así que sabía lo que estaba pasando”, comentó tras la carrera Van Gisbergen. Triplete de Triple Eight. O mejor dicho, cuarteto porque Will Davison terminó cuarto. TEKNO recibe material de Triple Eight, con lo que el equipo con base en Melbourne se puede decir que ha arrasado.
Mañana a las 08:00 segunda carrera, con 120 litros de repostaje obligatorio. Las previsiones no son muy distintas a las de hoy, con lo que es posible que aparezca la lluvia para alterar la competición. Mientras, Lowndes se aúpa a la segunda posición de la general. Whincup, irónicamente, mantiene los 15 puntos de margen. Al final sí que ha sido un día divertido.
Resultados Carrera 8