Kyle Larson es sinónimo de carrerista puro, y eso se volvió a demostrar la tarde del domingo, en el que el estadounidense de origen japonés intentó por segunda vez en su carrera, y encima consecutiva, completar en una misma jornada las 500 millas de Indianápolis de Indycar y la Cocacola 600 de Nascar en el Charlotte Motor Speedway.
Es la segunda vez que lo intentaba, ya que el año pasado se le truncaron los planes debido a la mala climatología en Indiana que le impidió llegar a tiempo a disputar la carrera de la NASCAR Cup Series, y esta vez sí que llegó a ambos eventos, aunque en ninguno de los dos logró el resultado esperado.
Con aspiraciones de ganar su primera carrera en la Indycar en el histórico trazado de Indiana, Larson salió a por la victoria y estaba realizando un buen papel, hasta que mas o menos en la vuelta 100 se le fue la rueda delantera izquierda a la hierba y perdió el control del monoplaza completamente para salir escupido hacia el muro exterior, donde con el coche número 17 del Team Hendrick Motorsport decía adiós a la primera de las carreras del día.
Sin tiempo de lamentarse, el piloto abandonó el circuito rápidamente con un helicóptero que le desplazaba al aeropuerto, donde un avión privado le esperaba para emprender el viaje hasta Charlotte.
Llegó a Charlotte a menos de una hora del comienzo de la carrera, y este año si, para poder dar inicio a la segunda carrera del día en su casillero particular.
En el Charlotte Motor Speedway, la mala suerte siguió del lado de Larson. Tras salir segundo detrás de Chase Briscoe, se puso líder en la segunda vuelta, puesto que mantuvo hasta la 39, cuando perdió el control de su Chevy y se fue a la hierba interior dañando la suspensión de su coche. Tuvo que entrar en boxes a revisar el coche en varias ocasiones, hecho que perjudicó su carrera y sus opciones de ganar en el circuito de Carolina del Norte.
Su carrera acabó más tarde, en la vuelta 245, cuando no pudo evitar chocar con el coche de Daniel Suárez, que bajaba perpendicular a la pista de una colisión en el muro. Con la rueda trasera derecha del coche totalmente destruida, se fue directamente al garaje donde aparcó y se bajó para culminar un día para olvidar.
Con la moral abatida por los errores cometidos y la mala suerte tenida, Larson atendía a los micrófonos oficiales de la competición para dar por finalizada una gesta que deberá esperar, al menos, otro año más para ser cumplida. Esta vez participó en ambos, pero no los pudo completar, veremos que le depara el futuro si lo intenta en 2026.