El DTM, o Deutsche Tourenwagen Masters es un campeonato particular, a medio camino entra la competición pura y un show expositor para las marcas participantes. Tanto Audi como BMW y Mercedes exprimen al máximo la maquinaria del Marketing dentro de este evento, que les proporciona a los participantes una alta visibilidad a un coste contenido.
Y esto no quiere decir que la victoria no sea importante. Cada fabricante se esfuerza al máximo para conseguir y poder presumir de ser el ganador durante todo un año. Sin embargo, esto no quiere decir que todo valga para llevarse la victoria. Que cada uno de los fabricantes cuente con ocho vehículos da pie a idear una buena serie de tretas, pero generalmente, se han respetado las normas del juego.
Sin embargo, en un ambiente de euforia, Audi ha roto el juego limpio. Mattias Ekstrom, piloto de Audi, se llevaba una plácida victoria, sumando 25 puntos que le metían de lleno en la lucha por el campeonato. Por detrás, el hasta entonces líder Pascar Wehrlein iba a sumar solamente los ocho puntos correspondientes a la sexta posición. Fue entonces cuando un mensaje de radio irrumpió en la retransmisión dejando a todo el mundo helado; “Schieb ihn raus”.
“Echalos fuera” sería la traducción más cercana a esta frase pronunciada desde el muro de Audi y dirigida a uno de sus pilotos, al alemán Timo Scheider, doble ganador del DTM y piloto de Audi desde 2006, fabrica a la que llegó después de un año sobresaliente sobre el Maserati MC12 dentro del FIA GT1. Scheider no vaciló y obedeció la orden. Se dejó pasar y aguardo el momento oportuno. Aunque Wickens se entrometió entre él y Pascal, no importó. Llegó la hora de frenar, y Timo alargó la maniobra, golpeando a Wickens que a su vez golpeó a Pascal Wehrlein, acabando ambos fuera de carrera, y con el piloto de Audi metiendo el coche en la curva.
Ullrich sonreía, los mecánicos de Audi saltaban de alegría en el box. La sanción iba a ser inapelable, pero Timo lleva una temporada horrorosa y el echar de carrera al Mercedes era más valioso que los puntos que se podían perder por una esperada sanción. Una maniobra perfecta, que podría dejar dudas de su limpieza, siempre y cuando nadie hubiera escuchado ese mensaje de radio que escuchó absolutamente todo el mundo.
Las explicaciones de Audi fueron variando a medida que avanzaba la tarde hasta encontrar una versión que aunque plausible, no convence. Ullrich confesó que en el fragor de la batalla gritó el “Schieb ihn raus”, pero que no fue comunicación directa con el piloto, que nadie ordenó al piloto hacer tal cosa, y que si alguien lo hizo, fue por decisión propia. Por lo pronto, Audi no reconoce el error ni la fatal de deportividad.
La limpieza del fabricante queda en entredicho, uno de los fabricantes que más desarrolla la labor de comunicación y Marketing, que intenta durante años labrarse una imagen de marca intachable y que ahora ha quedado, como poco, dañada. Esta acción no se olvidará, será recordada durante años, por lo que una disculpa de Audi y una reconstitución del daño causado sería lo mínimo que se espera del gigante alemán. El DTM se ha visto desbordado, sin saber qué sanción aplicar, y creando un peligroso precedente.
Audi ha abierto la veda, y el DTM puede convertirse en un espectáculo bochornoso
No nos engañemos, las marcas siempre han utilizado a alguno de sus pilotos para obstaculizar lo máximo posible. Reprochable quizás, pero dentro del reglamento. Audi ha ido un paso más allá. ¿Qué impide a Mercedes salir a la próxima carrera con el objetivo primordial de echar a todos sus rivales de pista?¿ Y a Audi hacer lo mismo? La falta de una sanción ejemplar acompañada de las debidas disculpas deja al campeonato en una incertidumbre que puede acabar dañándolo si los pilotos salen a pista con el miedo de a ver quién me puede echar, por no hablar del riesgo innecesario que se corre al ir chochando en pisa.
Una vista al pasado
Las 24 horas de Le Mans de 2011 fueron una de las ediciones más intensas que se recuerdan. Audi perdió a dos de sus coches durante el primer tercio de carrera, quedando un solo Audi luchando contra tres Peugeot por la victoria. La tentación estuvo presente durante toda la prueba. Peugeot fue duro, incluso sucio, bloqueando incesablemente al Audi restante, pero nunca traspasó la línea.
Un exaltado y enfadado Ullrich afirmó que un piloto como Anthony Davidson jamás tendría hueco en Audi por lo sucio que había sido. Más tarde, acercándose el final de carrera, el alemán hablo directamente con Olivier Quesnel, responsable de Peugeot, diciendo que estaban dando un espectáculo bochornoso, que aceptase el reto de luchar límpiamente por la victoria. Peugeot aceptó, no hubo más bloqueos, y Audi se llevó la victoria por delante de los tres Peugeot. Hubiera sido muy fácil chocar uno de los vehículos franceses contra el único Audi y conseguir un doblete, pero no traspasaron la línea.
En decenas de ocasiones, distintos campeonatos se han decidido en la última carrera, incluyendo el más relevante de todos, el Mundial de Formula 1. Y aunque los aficionados más radicales pensaron que Ferrari debía mandar a Massa chocar contra Vettel para que Alonso consiguiera el campeonato, Ferrari mantuvo la compostura y aceptó la derrota, especialmente porque Red Bull podría haber contra atacado con las mismas armas.
Dónde si se traspasó la línea fue en la Megane Trophy de 2012. Albert Costa llegaba a su cita de casa esperando conseguir el campeonato tras sumar cinco victorias consecutivas. Pero el drama no tardó en llegar. En plena salida, el coche de Albert no arranca. Para colmo de males, un multitudinario accidente deja a varios de sus compañeros de equipo fuera de carrera, dejando la victoria en bandeja a Bas Schothorst, su máximo rival.
Los dos grandes equipos del campeonato, el Team Oregon y el TDS Racing, con más de media parrilla en propiedad, se enzarzaron en una batalla campal que bailó entre lo cómico y lo humillante. Pilotos contra pilotos en maniobras que no se ven ni en carreras de videoconsolas. Un Bas Schothorst en furia pidiendo explicaciones a la organización, y un Team Oregon que no supo cómo reaccionar. Aquella carrera finalizó con Kevin Gilardoni y un piloto que corría con pseudónimo, “Old Navajo” descalificados, y este último expulsado de por vida de los eventos de RPM.
Afortunadamente, en la última prueba, celebrada al día siguiente, la carrera se desarrolló con normalidad. Albert Costa se llevaba la victoria y el campeonato, acompañado en el podio por sus dos compañeros. Bas Schothorst finalizó cuarto, quedándose a solo cuatro puntos del título, y ni él ni el resto de miembros del TDS intentó nada antideportivo para llevarse el título.
Necesidad de reacción
Sanción ejemplar. Es complicado actuar de forma tajante contra un fabricante que sustenta tu modelo de negocio, pero es necesario. Justos por pecadores. Posiblemente Audi debería perder los puntos, tanto de constructores como de piloto conseguidos en la segunda carrera del Red Bull Ring. Ekstrom no es culpable, pero pertenece a un equipo que ha obrado mal y que no debe salir beneficiado de una infracción. Una sanción que no satisfaga a Mercedes podría tener un efecto peligroso para el campeonato.
De momento, Pascal Wehrlein, máximo perjudicado pronunció una frase que es sentida por la mayoría de los aficionados al motor; “Hoy es el día en que Timo Scheider (doble campeón del DTM) deja de ser un modelo a seguir en nuestro deporte”.