Completado el segundo tercio de carrera, se puede decir que la edición 54 de las 24 horas de Daytona es una de esas que pasará a la historia. La lucha por la cabeza de carrera es encarnizada con hasta cinco competidores en menos de una vuelta.
La noche ha sido tensa, con varias banderas amarillas que han terminado por juntar al grupo. Esto ha provocado que las luchas fuesen habituales, con cambios de posición en pista en adelantamientos arriesgados.
Al frente de los Corvette DP de los hermanos Taylor así como los actuales campeones del USCC con Joao Barbosa al frente estuvieron intercambiando golpes. Conforme caían las neutralizaciones las paradas quedaban casi siempre cubiertas, con lo que la tensión también se palpaba en el pit-road.
En la Prototype Challenge es donde se ve menos acción. Varios incidentes han mermado al grupo y el líder tiene un margen considerable frente al segundo, con lo que si hay que hacer alguna reparación extra no tienen tanta presión encima.
En cuanto a los GT, tanto los GTLM como los GTD están en un pañuelo. EN la categoría principal, Antonio García ha sido uno de los mayores activos para Chevrolet. Con su C7R ha marcado un muy buen ritmo, aunque las neutralizaciones terminaron mezclando al pelotón y enturbiando la buena actuación del madrileño.
Por su parte, Alex Riberas hizo también de las suyas en GTD. Los dos relevos en los que ha participado a lo largo de la madrugada/mañana
española han sido para enmarcar, recuperando terreno perdido y adelantando sin tapujos a pesos pesados como Maxime Martin.
Para las últimas ocho horas se espera que la fatiga vaya a más, y teniendo en cuenta que toda la carrera ha sido muy competida, no sería descabellado ver algun fallo entre los líderes.