 
			Adrian Newey sigue trabajando a contrarreloj en el proyecto de Aston Martin para 2026. El ingeniero británico, considerado uno de los mayores genios de la aerodinámica en la historia de la Fórmula 1, afronta estos meses con una mezcla de entusiasmo y prudencia. Su llegada a Silverstone le ha obligado a reorganizar parte del área técnica y a enfrentarse a un ambiente que, según reconoce, le recuerda mucho al que se encontró en Red Bull cuando la marca de bebidas energéticas compró Jaguar en 2005.
“Cuando empecé, Red Bull era lo que quedaba del equipo Jaguar, que había estado bajo la dirección de Ford durante muchos años y nunca había tenido éxito. La gente había empezado a perder la fe, y cuando dejas de creer que puedes ganar, todo se tuerce”, explicó Newey en el pódcast James Allen on F1. Aquel proceso de reconstrucción fue largo y complejo: antes de construir coches ganadores, tuvo que construir una fábrica, fichar ingenieros y erradicar la cultura del miedo al fracaso.
Ahora, con Aston Martin, la situación es distinta, pero el reto es igual de grande. La primera fase ya está superada: la escudería cuenta con unas instalaciones de primer nivel, un nuevo túnel de viento y una estructura moderna. Sin embargo, el propio Newey admite que aún queda trabajo por hacer en el plano humano, especialmente en cohesionar al equipo y optimizar el reparto de responsabilidades técnicas. “Solo llegué en marzo”, recordó. “He asistido a reuniones sobre el coche de 2025 no para influir, sino para conocer el método de trabajo y el valor de las personas”.
El ingeniero británico considera que la nueva normativa de 2026 puede ser su gran oportunidad para acelerar ese proceso. “Debido a este gran cambio en la normativa, todo el mundo tiene que empezar de cero. Es posible que los mejores equipos sigan siéndolo, pero de vez en cuando se producen sorpresas. En 2009, Ferrari y McLaren flaquearon, y Brawn y Red Bull irrumpieron con fuerza”, recordó. Su objetivo, evidentemente, es repetir aquella historia, pero con el verde de Aston Martin en lugar del azul de Red Bull.
Newey también sabe que el cambio reglamentario es un arma de doble filo. “Nunca ha habido tantos cambios simultáneos en la F1. Es una oportunidad, pero también un riesgo. Hay que acertar con el coche y con el motor”, explicó. Por eso, su plan es observar con atención desde los primeros test de 2026, analizar los conceptos de sus rivales y ajustar el desarrollo sobre la marcha. Si algo caracteriza al ‘Domador del Viento’, es su capacidad para aprender más rápido que nadie.
En Silverstone reina la euforia, pero Newey prefiere mantener los pies en el suelo. Sabe que los grandes proyectos no se construyen de la noche a la mañana, aunque el potencial está ahí: una base técnica sólida, la asociación con Honda y un bicampeón del mundo como Fernando Alonso al volante. “Si hay un momento para empezar de nuevo, es este”, resumió. La historia parece dispuesta a repetirse.