Ni ritmo, ni estrategia, ni puntos. Aston Martin vivió en el Gran Premio de Miami su jornada más negra desde que inició su ambicioso proyecto en Fórmula 1. Fernando Alonso cruzó la meta en 15ª posición y Lance Stroll lo hizo justo detrás, en la 16ª. Ambos solo superaron a los pilotos que abandonaron la carrera, en una actuación que dejó al descubierto todas las carencias del AMR25.
“El resultado refleja el nivel de rendimiento actual del coche, y no estamos contentos con ello”, reconoció Andy Cowell, jefe de equipo, tras la prueba. “Estamos intentando entender todo con los datos de los pilotos, pero no hay una excusa clara. El trazado es representativo, y los problemas están repartidos por todas partes”.
A diferencia de otros circuitos donde las particularidades del trazado podrían haber justificado un mal resultado, en Miami no hubo consuelo: los Aston Martin fueron los únicos doblados junto a Nico Hülkenberg, lo que evidencia la magnitud del problema.
Pese al esfuerzo incansable de Alonso —capaz de milagros en clasificación sprint o de rozar puntos en Arabia Saudí—, el monoplaza no responde ni en velocidad ni en desarrollo. Y aunque en Silverstone no se da por perdido del todo el presente, el foco ya está claramente en el futuro.
“Vamos a probar tecnologías pensadas para 2026 en el coche de 2025”, afirmó Cowell. “Queremos validar componentes en condiciones reales de carrera. Es nuestra forma de crecer como estructura”. Con Adrian Newey ya colaborando desde marzo y un nuevo túnel de viento en funcionamiento, el equipo planea evolucionar en silencio, lejos de los focos y de la lucha por puntos en 2024.
De cara a Imola, Cowell confirmó la llegada de algunas mejoras, aunque advirtió que también las habrá en Mónaco y Barcelona. “Tenemos que decidir si es lo correcto ahora, pero sí, llevamos cosas nuevas. Algunas tienen que ver con la normativa sobre la rigidez de los alerones delanteros”.
Sin puntos para Alonso en los primeros seis Grandes Premios del año y sin progresos evidentes respecto a 2023, Aston Martin parece haber enterrado definitivamente sus opciones a corto plazo. En el paddock ya se asume: 2025 será un laboratorio y 2026, la verdadera prueba de fuego. Hasta entonces, toca resistir.