Tras una semana de descanso, la Fórmula 1 aterriza de nuevo en el continente americano para disputar el Gran Premio de Brasil, una de las citas más icónicas del calendario. El circuito de Interlagos, en São Paulo, acogerá el penúltimo fin de semana con formato sprint antes del cierre de temporada en Qatar, y promete ser una de las pruebas más intensas del año.
Brasil mantiene un vínculo profundo con el campeonato: su tradición automovilística y la herencia de campeones como Fittipaldi, Piquet o Senna lo convierten en un lugar especial dentro del Mundial. La pista carioca, con su trazado técnico y sus constantes cambios de elevación, suele ofrecer carreras vibrantes, a menudo condicionadas por un clima tan impredecible como decisivo.
Sin embargo, este año la emoción podría verse moderada por la elección de Pirelli. La marca italiana ha decidido llevar compuestos un paso más duros respecto a 2024, repitiendo la selección usada en 2023. Así, los C2, C3 y C4 serán los neumáticos duros, medios y blandos, respectivamente. La decisión busca controlar el desgaste que el asfalto de Interlagos —reasfaltado recientemente y con una superficie muy lisa— provocó en el pasado, especialmente en el eje trasero.
El objetivo de Pirelli es ofrecer más consistencia en stint largos y evitar el graining, pero esa misma estabilidad podría reducir el factor estratégico. Con neumáticos más duraderos y temperaturas frías previstas para el domingo, la mayoría de equipos tenderá a realizar una sola parada en boxes. Algo que contrasta con el debate actual en la F1 sobre imponer dos paradas obligatorias para aumentar el espectáculo.
Aun así, el formato sprint podría abrir una pequeña ventana táctica. Algunos equipos podrían arriesgar con el compuesto blando en la carrera corta del sábado para intentar maximizar el rendimiento en las primeras vueltas. En cualquier caso, Interlagos volverá a ofrecer el cóctel perfecto de emoción, incertidumbre y tradición que ha convertido al GP de Brasil en una de las joyas del calendario de la Fórmula 1.