El presidente de General Motors, Mark Reuss, ha confirmado que la compañía podría sufrir un impacto económico de hasta 5.000 millones de dólares como consecuencia de los nuevos aranceles introducidos por el expresidente Donald Trump. Sin embargo, Reuss ha asegurado que esta situación no alterará los planes de Cadillac para entrar en la Fórmula 1 a partir de 2026, ni el desarrollo posterior de su propia unidad de potencia para 2028.
"Es una pregunta importante", respondió Reuss al ser consultado por el posible efecto en el proyecto. "Estamos trabajando muy duro. Se trata de huellas a largo plazo, que han estado ahí durante mucho tiempo. Traeremos todo lo posible a Estados Unidos para evitar los aranceles, pero no a toda costa ni de un día para otro". El directivo reafirmó que, pese al golpe económico en sus previsiones, el compromiso con Cadillac F1 sigue intacto.
Mientras tanto, la estructura que alberga al equipo, TWG Motorsports, ya está trabajando en la parte comercial del proyecto. Dan Towriss, CEO de la compañía, afirmó que están en conversaciones con múltiples patrocinadores, con un enfoque centrado —pero no limitado— a marcas estadounidenses. "Queremos tener anclas americanas clave, pero estamos en un escenario global", afirmó, dejando claro que el interés recibido ha superado las expectativas iniciales.
A la espera de ver cómo se desarrollan los efectos definitivos de los aranceles a nivel global, Cadillac continúa reforzando su presencia en el paddock. Durante el Gran Premio de Miami, donde el equipo mantuvo varias reuniones, Towriss anticipó que pronto habrá anuncios importantes. Por ahora, tanto la dirección de GM como la estructura de Cadillac Racing muestran confianza plena en un proyecto que marcará el regreso de un fabricante estadounidense a la élite del automovilismo mundial.