Mario Isola, director de Pirelli Motorsport, ha ofrecido una radiografía precisa de lo que espera para la Fórmula 1 de 2026, un escenario marcado por incertidumbres técnicas, cambios profundos en las unidades de potencia y un ‘modo de línea recta’ que alterará por completo la forma de pilotar. En una entrevista exclusiva con SoyMotor.com, el directivo italiano reconoció que aún no está completamente definido cómo se gestionará la entrega de energía, pero dejó claro que será un factor crucial en el rendimiento y en la vida útil de los neumáticos.
Las simulaciones que hablaban de diferencias de hasta cuatro segundos por vuelta entre el coche más rápido y el más lento han generado preocupación en el paddock. Sin embargo, Isola se muestra escéptico. Considera que esos cálculos llegan en una fase temprana de interpretación del reglamento, cuando los equipos aún no tienen una visión precisa del comportamiento real de sus futuros monoplazas. A medida que avance diciembre, asegura, esas brechas deberían reducirse gracias a simulaciones “más afinadas” y un ‘feedback’ más sólido por parte de las escuderías.
Uno de los puntos clave del nuevo reglamento es el incremento del aporte eléctrico, que representará el 50% de la potencia total. Esto implicará una entrega de par mucho más agresiva y, con ello, un desafío inmediato para Pirelli. Isola explica que el motor eléctrico puede provocar un calentamiento más rápido de las ruedas traseras, agravado por el hecho de que los neumáticos de 2026 serán ligeramente más pequeños. Una huella menor significa mayor temperatura y, por tanto, un manejo más delicado en aceleración.
La otra gran incógnita es el comportamiento del coche en recta con el nuevo ‘modo de línea recta’. Este sistema permitirá velocidades más altas, pero implicará cargas aerodinámicas menores que volverán a aumentar de golpe al entrar en curva. Ese contraste entre la descarga aerodinámica y la brusca recuperación de carga será uno de los elementos que Pirelli estudia con especial atención, pues afectará directamente a la integridad del neumático, las presiones mínimas y el comportamiento de la caída.
El mensaje de Isola es claro: la Fórmula 1 de 2026 no debería romper la competitividad actual del campeonato, pero sí obligará a equipos y pilotos a adaptarse a una gestión energética completamente diferente, con neumáticos que trabajarán en un rango mucho más exigente. Pirelli, por su parte, asegura estar preparada para una nueva era en la que electricidad, aerodinámica variable y control térmico se convertirán en las claves del rendimiento.