A menudo se cree desde fuera del mundillo que los equipos de Fórmula 1 tienen dinero infinito para dedicar al desarrollo de su monoplaza y a las reparaciones cuando hay averías o accidentes. Pero la realidad se aleja mucho de esta visión exterior, los equipos tienen desde principio de año una estrategia muy marcada por lo que hace a presupuestos y la forma en la que se deriva el dinero de estos para gastarlo en diferentes ámbitos.
La escudería liderada por Toto Wolff, después de los fuertes y costosos accidentes sufridos por Kimi Antonelli en Monza y George Russell en Estados Unidos y México, se ha visto forzada a tomar una decisión, aún quedan carreras para completar la temporada y el sobrecosto de estas reparaciones a hecho al equipo llegar al límite de su capacidad económica para cubrir daños.
Debido a este aspecto, como en las fechas restantes los coches podrían potencialmente sufrir más daños, han decidido frenar el desarrollo de actualizaciones y mejoras para el rendimiento del monoplaza. El dinero que les queda lo reservarán para cubrir posibles costos que fueran necesarios en caso de que sucediera algún incidente fuera de lo previsto.
"En el panorama del límite de costes, la situación es delicada", arrancó Toto Wolff. "Esos tres accidentes nos han puesto en apuros, y la que ocurrió [en los entrenamientos libres del Gran Premio de Ciudad de México] fue muy grande".