Red Bull ha identificado que su túnel de viento, el de Bedford, ha llegado a su límite. Este túnel, una instalación con más de 60 años de antigüedad, ha sido clave en el desarrollo de grandes monoplazas, pero ahora parece estar limitando el potencial del equipo. Christian Horner, jefe del equipo, admitió que estas limitaciones han influido en el desarrollo del RB20, pero confían en que el RB21 será una evolución sólida del coche actual.
La construcción de un nuevo túnel de viento, que fue la última gran inversión aprobada por el cofundador de Red Bull, Dietrich Mateschitz, antes de su fallecimiento en 2022, ya está en marcha. Sin embargo, la preocupación radica en que su finalización podría retrasarse hasta 2026, lo que afectaría el desarrollo del monoplaza para la nueva era semieléctrica de la Fórmula 1. Horner ha reconocido que el equipo ha sido activo en la discusión sobre la posible abolición de los túneles de viento, dada su costosa construcción y el alto consumo energético que conllevan.
El túnel de Bedford tiene ciertas desventajas, como la dependencia de la temperatura ambiente, lo que genera resultados inconsistentes cuando se encuentra por debajo de los 5°C o por encima de los 25°C. Estos problemas se ven agravados por las restricciones de tiempo de uso que impone el reglamento actual, lo que obliga al equipo a optimizar cada ensayo al máximo.
La urgencia de contar con el nuevo túnel antes de la temporada 2026 es crítica para Red Bull, ya que comenzar la nueva era con retraso podría ser difícil de compensar. Además, el equipo de Milton Keynes espera que el nuevo túnel les permita mantenerse competitivos en la lucha por los títulos en los próximos años, mientras sus rivales también avanzan en sus propios desarrollos aerodinámicos.
Red Bull, que ha dominado la categoría en los últimos años, se enfrenta a un gran desafío logístico y tecnológico para seguir liderando tanto dentro como fuera de la pista en una Fórmula 1 en constante evolución.