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Veinte años han pasado desde el diecisiete de julio de 1995 en el que el mundo se despidió de Juan Manuel Fangio, casi cuarenta años después de que disputase su última carrera de Fórmula Uno. Por aquél entonces – cuando Michael Schumacher iba camino de su segundo título – era el más laureado de su historia y tanto sus actuaciones en pista como los números estadísticos avalan al que fuera conocido por todos como ‘El Maestro’.
A diferencia de los pilotos actuales, Fangio no llegó a Europa hasta los treinta y seis años, habiendo sido campeón de turismos en su Argentina natal dos años consecutivos. El primero de sus cinco títulos vino con cuarenta años con el equipo oficial Alfa Romeo – Giuseppe ‘Nino’ Farina le arrebató en Monza el campeonato inaugural en 1950. En 1952 apenas estuvo presente debido a varios hechos encadenados: perdió un vuelo para una carrera con Maserati, condujo una noche entera desde Paris hasta Monza, llegando media hora antes y colocándose al final de la parrilla. Cansado tras el viaje, Fangio se estrelló en la segunda vuelta, salió despedido del coche y sufrió heridas graves que le dejaron fuera hasta 1953, cuando quedó segundo por detrás de Alberto Ascari.
Fangio comenzó 1954 con Maserati, pero a mitad de temporada llegó Mercedes-Benz con sus W196 y el argentino no se lo pensó dos veces: con uno de los vehículos más destacados de la historia y avanzados a nivel tecnológico del deporte, ganó seis carreras de ocho posibles ese año, ganando su segundo y tercer títulos con la marca alemana – si bien en 1955 tuvo que enfrentarse a un joven y rápido Stirling Moss, que le obligó a someterse a un programa de entrenamiento físico. Tras el desastre de Le Mans de 1955, Mercedes se retiró de la competición y Fangio fue a Ferrari.
Enzo Ferrari y Fangio no se llevaron del todo bien, pese a que el argentino logró el título. En la última carrera, celebrada en Monza, Fangio y su compañero Peter Collins llegaban con opciones de ganar el título, pero el Lancia-Ferrari D50 del argentino se rompió. Entonces Collins decidió bajarse y cederle el coche a Fangio, compartiendo ambos el segundo puesto y dándole el título en bandeja. Para 1957 Fangio decidió volver a Maserati y sus 250F, que llevaban varios años en activo.
La temporada comenzó con tres victorias para ‘El Maestro’ y una rotura de motor en Aintree. Entonces llegó la carrera de Alemania, en el Nürburgring Norschleife. Fangio salió con medio depósito de combustible con la idea de cambiar neumáticos a mitad de carrera y, en la vuelta trece, hizo el pitstop. No obstante, pasó de liderar con medio minuto de ventaja a ceder cincuenta segundos. Entonces se produjo la magia: comenzó a batir vuelta tras vuelta el récord de pista, recortándole once segundos por vuelta al mejor intento de los Ferrari de Collins y Mike Hawthorn. En la penúltima vuelta les rebasó – pasando de manera muy agresiva a Hawthorn en comparación con su conducción habitual – y consiguió la victoria y su quinto título, siendo recordada la carrera como la mejor de su vida (además de su última victoria).
Fangio no terminó la temporada 1958, sino que se retiró tras dos cuartos puestos en Argentina y Francia. A partir de ahí se centró en la venta de vehículos Mercedes, tomando el volante de algunos de sus antiguos coches de vez en cuando. El respeto a nivel mundial siempre lo tuvo, durante y después de su fallecimiento en 1995, a los ochenta y cuatro años de edad. Curiosa es la anécdota de aquél año en Cuba, donde fue raptado por motivos políticos antes de una carrera (que no formaba parte del campeonato). Se le permitió oír la radio y ver los resultados por televisión, siendo liberado tras veintinueve horas – el argentino mantuvo una buena relación con sus secuestradores tras el suceso.
A día de hoy, sigue siendo el piloto con mayor porcentaje de victorias, un 46% (24 de 52 carreras), así como de pole positions (29 de 52, el 55,8%). También es el campeón mundial con más años, pues en aquél Nürburgring 1957 acumulaba cuarenta y seis primaveras. Hoy el mundo de la Fórmula Uno recuerda a uno de sus grandes iconos con más intensidad de lo habitual, alguien cuyo talento sigue deslumbrando a muchos.
En días recientes se ha tratado de exhumar su cadáver, pues parece que, pese a no haberse casado, pudo haber tenido descendencia directa. La misma noticia ha causado revuelo por el simple hecho de tocar una figura tan respetada e idolatrada como la del cinco veces campeón del mundo, un icono del automovilismo que permanecerá perenne a través de futuras generaciones.