En un domingo lluvioso en la ciudad de Sao Paulo, la nube más gris parecía situarse encima de la cabeza de Max Verstappen, mientras que el cielo despejado y el viento a favor parecía soplar para Lando Norris. Pero no ha sido así, un cambio de guión inesperado y una remontada tan asombrosa como talentosa del neerlandés ha tirado por tierra lo que se preveía como un golpe de efecto del de McLaren para acercarse peligrosamente a su rival por la lucha por el mundial.
En condiciones de lluvia cambiante que se acercaban más a los neumáticos de extrema y con unos puntos de frenada y estabilidades casi indetectables para la mayoría de los pilotos, que han rodado a expensas del temporal, se ha erigido la figura de un doble campeonísimo del mundo como Max Verstappen, que ha ido adelantado a toda la parrilla por la derecha a una velocidad totalmente distinta a la de los demás de forma totalmente imponente incontestable hasta llegar a la primera posición.
Parte de su remontada se ha forjado cuando ha decidido no parar en un virtual safety car junto a los dos Alpine, y minutos después ha aparecido una bandera roja que le ha situado de forma definitiva en las primeras plazas. El Rolling start de retomada de carrera ha sido un paseo para Max, que ha adelantado a Esteban Ocon y ya no ha mirado atrás, ha volado decidido hacia una victoria que ya era suya y que ha confirmado tras pasar a 11 segundos del segundo puesto en meta allá por la vuelta 69.
Esto es un batacazo muy fuerte para Lando Norris, que esperaba ganar la carrera y recortarle el máximo posible de puntos al neerlandés, pero el británico, con errores y fallos de estrategia incluidos, ha finalizado en una decepcionante sexta posición justo por delante del japonés Yuki Tsunoda.
Ahora, a tres carreras del final, la distancia entre los dos pilotos al frente del mundial es de 62, una distancia que parece muy difícil que Lando Norris pueda superar con los puntos que quedan en juego.