Max Verstappen está acostumbrado a ser el ojo del huracán. Desde que debutó en la categoría más mediática del planeta ahí por 2015. Desde sus primeros compases, siempre ha estado en la boca de todos por su estilo de pilotaje, un punto medio entre la agresividad sin control y la suspicacia para conseguir cosas que los demás pilotos parece que no están dispuestos a conseguir.
Si es cierto que con la experiencia y los años que lleva en los volantes de los coches más potentes del planeta, ha rebajado mucho su descontrol y cada vez es un piloto más técnico y calculador, pero hay partes de su pilotaje que son incontrolables, van con el instinto y con el oler sangre.
Todo esto ha seguido creciendo durante este año, sus encontronazos con McLaren en México y su rivalidad reciente con George Russell en Catar demuestran que nunca ha perdido este toque que lo caracteriza.
Como dije, siempre haré todo lo posible para obtener el máximo resultado en un campeonato. Y, por supuesto, a veces hay que ir al límite o por encima del límite, y no todo el mundo lo entiende. No todo el mundo tiene esa mentalidad" ha dicho el neerlandés al ser preguntado al respecto de su forma de conducir y encarar las luchas en pista.