Jorge Martín terminó 15º en el GP de San Marino, una posición que podría haber sido mejor si no hubiera enfrentado obstáculos que le impidieron superar a pilotos más lentos, como Stefan Bradl. A pesar de marcar una de las vueltas más rápidas de la carrera, la normativa de MotoGP y la aparición de banderas azules lo obligaron a mantenerse detrás del grupo sin poder adelantar.
Martín, que había realizado una excelente salida y mostrado un ritmo impresionante, vio su carrera comprometida por una serie de problemas, incluyendo un cambio de moto y la necesidad de repostar. Sin embargo, cuando se encontró con el grupo de pilotos más lentos, tuvo que ajustarse a su ritmo para evitar una sanción, dado que en MotoGP, aunque está permitido desdoblarse, el reglamento exige no interferir con los competidores en posiciones superiores.
El líder del Prima Pramac decidió no arriesgarse a una descalificación, recordando un incidente similar con Álex Rins en 2015, que acabó con la bandera negra. Aunque era capaz de recortar tres segundos por vuelta, Jorge prefirió asegurar su único punto en lugar de poner en riesgo su clasificación, una decisión que podría ser clave para su lucha por el campeonato.