Después de las recientes declaraciones hechas por Claudio Domenicali, CEO de Ducati, en las que dejaba entrever que la marcha del mallorquín puede darse casi por descontada, y del más que probable fichaje de Joan Mir por Suzuki, al tricampeón del mundo de MotoGP se le acaban las opciones con vistas a 2019.
Sin embargo, Lorenzo trabaja ahora en una vía que ha surgido a raíz del conflicto generado en el equipo Marc VDS, y que si todo encaja colocaría de nuevo al balear encima de una Yamaha, en una escudería en la que también podría tener cabida Franco Morbidelli.
Hace años, esa fórmula habría generado muchas dudas por la diferencia entre el nivel de competitividad de las M1 oficiales y las satélite. No obstante, el buen papel de Johann Zarco, el primer clasificado (tercero en la tabla) de los pilotos que conducen una Yamaha, en combinación con los apuros que atraviesan Rossi y Maverick Viñales, invitan a probar suerte.
En la operación hay varios actores implicados: el propio Marc VDS, Lorenzo, Yamaha y un patrocinador con ganas de asumir el coste de todo el tinglado, incluido el sueldo del #99.
Como es lógico, la cúpula de Dorna, el promotor del Mundial de MotoGP, también está muy encima de este posible proyecto que de este modo impediría que uno de los principales activos del campeonato se quedara sin moto, circunstancia que de ocurrir sería un indicativo inequívoco de que algo no termina de funcionar.
Aunque pueda parecer descabellado dados los sonados desencuentros que hubo en el pasado entre Valentino Rossi y Lorenzo cuando ambos formaban parte del equipo oficial, la marca de los diapasones no se opondría a esta alternativa, entre otras cosas, porque le conviene estar a bien con todas las partes implicadas.
En este sentido se da la circunstancia de que Movistar, el patrocinador principal de la escudería oficial de Yamaha, debe renovar su acuerdo, que expira a finales de este 2018, y no está nada claro que eso vaya a suceder.