Fabio Quartararo vivió otro fin de semana complicado en el Gran Premio de Japón tras quedarse sin gasolina por segunda vez en apenas tres carreras. El piloto de Yamaha, que ya había experimentado este problema en Misano, cayó de la quinta a la séptima posición en la última vuelta, y en Motegi su actuación volvió a verse comprometida, finalizando en la duodécima posición, a más de 30 segundos del ganador Pecco Bagnaia.
El 'Diablo', visiblemente molesto, no ocultó su frustración tras la carrera: "Otra vez me quedé sin gasolina. Me siento estúpido, porque me ha pasado demasiadas veces en tan pocas carreras. Dos veces seguidas no puede pasar", declaró el francés, criticando el fallo recurrente de Yamaha en la gestión del combustible.
Quartararo explicó que el problema radica en el mal funcionamiento del sistema de avisos de su Yamaha YZR-M1, lo que le impidió gestionar el combustible adecuadamente: "Tengo que dar dos vueltas con el mapa 1, luego cambiar. Si la señal está en verde, puedo apretar, si está en amarillo, bajo el ritmo. Pero siempre me aparece la luz verde, así que no tengo ningún aviso", comentó.
Además del problema con la gasolina, el fin de semana en Motegi fue catastrófico para Quartararo desde el principio, debido a la falta de agarre de su Yamaha, un problema recurrente que el piloto ya ha señalado varias veces esta temporada. "No encontré ningún agarre desde el principio. Ha sido catastrófico. Terminamos a 30 segundos del líder, mientras que la KTM fue la única que pudo aguantar un poco a las Ducati", lamentó el francés.
Para empeorar las cosas, la carrera resultó ser físicamente exigente para el piloto, debido a las deficiencias de la Yamaha: "Estoy muerto. A mitad de carrera ya no me quedaban brazos y me dolía todo el cuerpo. Eso también se debe al agarre que tenemos. La moto no cambia de dirección, ni siquiera al frenar", concluyó Quartararo, que deberá esperar mejoras urgentes en Yamaha para revertir su difícil situación.