¿Por qué un experimentado piloto no es capaz de detener un vehículo que se precipita contra un obstáculo? Esta era una de las principales preguntas que el mundo del motorsport se hacía en referencia al accidente que María de Villota sufrió mientras realizaba unos test para el equipo Marussia.
La escasa visibilidad de una rompa horizontal no terminaba de satisfacer, y muchos apuntaban al sistema anticalado del vehículo. Y así lo ha confirmado el “Healt and Safety Executive” británico, encargado de elaborar un informe. María no recibió la debida formación sobre qué hacer en determinados casos, y se encontró que no supo cómo detener el vehículo.
Un vehículo de Formula 1 carece de motor de arranque, por lo que calar motor en la salida, durante la vuelta de formación, al salir de boxes, o tras un pequeño trompo, te dejaba fuera de carrera. Por este motivo se popularizaron los sistemas anticalado. Un sistema eléctrico que cuando detecta que el motor puede detenerse de forma involuntaria toma el control del vehículo elevando las revoluciones por encima de 4.000, suficente para ganarle la batalla a los frenos.
La telemetría revela que María intentó varias maniobras para retomar el control del coche, pero todo fue en vano, pues posiblemente nadie le explicó cómo recuperar el control del vehículo si esto sucedía. Era un test en línea recta, no parecía ser necesario. Aunque parezca un hecho aislado, estas cosas son comunes. Ya sea en test de este tipo o en Road shows, a los pilotos no habituales se les enseña lo más básico para ser capaz de mover el vehículo, lejos de entender la complejidad de los sistemas electrónicos que contiene un Formula 1.
Caso similar al de María de Villota, en este caso sin una rampa de acero que golpeara la cabeza del piloto, sufrió Max Verstappen cuando Red Bull le dio un coche para hacer un Show en Rotterdam días después de fichar como piloto del Red Bull Junior Team y con nula experiencia en Formula 1. Max se queda sin ángulo de giro y decide parar, el sistema anticalado entra y decide mantener el coche acelerado hasta chocar contra el muro por más que el piloto se esfuerza en pisar el freno.
Una negligencia que ha costado muy cara, ya que María perdió la vida en Octubre de 2013 de forma prematura debido a las consecuencias del accidente que sufrió 15 meses antes.