Cuando Lewis Hamilton consiguió la pole position en el Gran Premio de Canadá, igualó el récord que marcó durante su carrera su ídolo de la infancia, Ayrton Senna. Después de la sesión de clasificación, el británico recibió un regalo especial: la familia del brasileño le regaló uno de sus míticos cascos amarillos con franjas azules y verdes, uno de los cascos que utilizó en sus carreras.