La Fórmula 1 vuelve a abrir su temporada en Australia después de varios años y, con ello, todas las miradas están puestas en el cielo de Melbourne. El pronóstico del tiempo anticipa condiciones cambiantes a lo largo del fin de semana, con la posibilidad de lluvia el domingo, lo que podría convertir la carrera en un auténtico desafío.
Durante los entrenamientos del viernes, se espera un clima estable, con temperaturas entre los 20 y 25 ºC y una mínima probabilidad de lluvia. El sábado, la clasificación se disputará en condiciones más calurosas, con temperaturas que podrían superar los 30 ºC y un cielo mayormente nublado, aunque sin riesgo significativo de precipitaciones.
El verdadero punto de incertidumbre llega el domingo, cuando las previsiones indican un 50% de probabilidad de lluvia en el momento de la carrera. Además, las temperaturas caerán drásticamente, situándose entre los 16 y 22 ºC, y el viento alcanzará rachas de hasta 28 km/h, lo que podría complicar la estabilidad de los monoplazas.
Con una parrilla que ya parte con muchas incógnitas debido a los cambios en equipos y reglamentaciones, la climatología puede añadir un factor extra de imprevisibilidad. Si la lluvia hace acto de presencia en Albert Park, los pilotos y estrategas tendrán que estar más atentos que nunca para aprovechar cualquier oportunidad y evitar sorpresas en el arranque de la temporada.