Tras el pésimo inicio de año de Liam Lawson, este ha evidenciado la grave problemática que desde hace tiempo arrastran los de la fábrica de Milton Keynes. El coche, extremadamente difícil de conducir y su gran rigidez delantera que roza un punto extremadamente alto, provocando una configuración y unos reglajes que solo son capaces de ser conducidos con buenos resultados por Max Verstappen.
El neerlandés tiene un estilo de conducción muy único y propio que casa a la perfección con el coche, que desde Red Bull se ha enfocado con el tiempo todos sus esfuerzos para darle exactamente el monoplaza que deseaba Max para poder ganar.
Pero esto lleva a un gran problema, nadie más ha sido de dominar el coche, con el que otro piloto que no sea Max ni siquiera logra meterlo de forma consistente en el top 15 durante todas las carreras.
En años pasados han pasado por el equipo grandes pilotos contrastados como Checo Pérez, Pierre Gasly, Alexander Albon y Daniel Ricciardo sin éxito, aunque este último fue el único que le pudo llegar a competir un poco a Verstappen.
Ahora, Red Bull tiene un proceso interno abierto para decidir con que plan siguen a partir del GP de Japón que se celebrará del 4 al 6 de abril en Suzuka. Cristhian Horner, Helmut Marko y el resto de los dirigentes del equipo deberán decidir si realizan el cambio Tsunoda-Lawson para bajar al neozelandés a RB y promocionar a Tsunoda al equipo alfa o buscan en el mercado otras opciones o como la que ya ha sonado, el argentino Franco Colapinto, que por el momento es el piloto reserva de Alpine.