Después de que KTM, Ducati y Aprilia aprovecharan dos días de entrenamientos en Misano antes del arranque del Mundial en Qatar, ahora es el turno de Honda y Yamaha, que esta semana han tomado el Circuit Ricardo Tormo de Cheste para seguir con sus planes de evolución.
Ambas fábricas japonesas, que cuentan con el máximo nivel de concesiones en MotoGP, tienen vía libre para rodar cuando y donde quieran, siempre que no lo hagan en las dos semanas previas a un Gran Premio en ese mismo trazado. Esa condición les ha impedido finalmente entrenar en el circuito de Jerez, su opción prioritaria, ya que el test oficial de la temporada se celebrará allí el lunes 28 de abril. El mal tiempo y las inundaciones obligaron a descartar las fechas previstas en marzo, por lo que Honda optó por trasladar su plan de trabajo a Valencia.
La marca del ala dorada se ha volcado con estos entrenamientos, desplazando a Aleix Espargaró y Stefan Bradl como pilotos probadores, además de todo su equipo técnico, incluido el recién incorporado Romano Albesiano como director técnico. “Van a llegar bastantes cosas importantes. No voy a decir nada, pero si funcionan como esperamos, el test de Jerez será vital”, adelantó Alberto Puig, team manager de HRC, durante el pasado GP de Qatar.
Por parte de Yamaha, la gran novedad es el esperado estreno en Europa del motor V4, que podría marcar un antes y un después en su filosofía técnica. Hasta ahora, la M1 seguía siendo la única MotoGP con configuración de cuatro cilindros en línea. En Cheste, estarán trabajando Augusto Fernández, que viene de sustituir a Oliveira en Qatar, y Cal Crutchlow, que pese a su larga inactividad por lesión, continúa en el equipo de pruebas.
Este martes y miércoles están marcados en rojo en el calendario de Yamaha, que busca dar un paso adelante definitivo con un propulsor completamente nuevo. Todo ello con la vista puesta en llegar a Jerez con una base más competitiva y dar un salto de calidad tras un inicio de temporada complicado.