Scott McLaughlin llevaba 44 carreras sin ganar. Más de un año desde que, curiosamente, ganase en Phillip Island en 2014. El neozelandés se ha mostrado fuerte todo el fin de semana y lo ha plasmado en la carrera corta del fin de semana.
Tras los libres de ayer, McLaughlin era recatado en cuanto a opiniones. La fiabilidad era uno de los mayores problemas en Garry Rogers Motorsport, con lo que el miedo a perder el buen trabajo hecho (no sería la primera vez este año) existe en la mente del #33. Sin ir más lejos, en Symmons Plains perdió puntos valiosísimos tras arrancar desde el pit-lane en la carrera corta.
En la clasificación las cartas se pusieron sobre la mesa. McLaughlin y Chaz Mostert tuvieron un bonito intercambio de vueltas rápidas, apuntándose el mejor tiempo McLaughlin con un 1:30.4880, menos de una décima por delante del Ford #55 de Mostert. Esta diferencia es la menor vista en una clasificación en Phillip Island desde hace más de diez años.
Tras ellos clasificaron Mark Winterbottom, Jamie Whincup y Shane Van Gisbergen; tres pesos pesados de la categoría. En cuanto al líder del campeonato, Will Davison hizo una mala clasificación y tomó la salida en la vigésima posición.
Ya en carrera, McLaughlin no tuvo rival. Ni con un ‘undercut’ pudieron acercarse sus rivales al de Garry Rogers. Por detrás, arrancó una pelea por terminar segundo. Mostert en la salida mantuvo esa segunda posición, pero tras la parada obligatoria la perdió frente a Whincup. El piloto de Red Bull Racing Australia era el único que igualaba el ritmo de McLaughlin, aunque ese ritmo llegó demasiado tarde.
“Ha sido un año y pico muy duro para mí y para el equipo, así que ha sido un día con el que estás más que satisfecho”, afirma McLaughlin. “Jamie [Whincup] nunca lo pone fácil, y poder mantener la distancia es mérito de los chicos del garaje.”
Detrás de Whincup, Mostert aguantó bien la tercera posición hasta que en la última vuelta el neumático delantero derecho reventó y lo mandó a la gravilla, perdiendo 20 posiciones en el último giro, así como un buen puñado de puntos. El de Mostert no fue el único pinchazo del día, pues Scott Pye sufrió uno a falta de tres giros para el final cuando se acercaba a curva 1, perdiendo el Falcon FGX y yéndose a la grava. Dunlop ya ha abierto una investigación al respecto.
Terminando tercero estaba Fabian Coulthard, que ha remontado gracias a una buena estrategia. Con neumáticos siete giros más nuevos que el grupo de Winterbottom, Van Gisbergen y Lowndes, el de DJRTP (Dick Johnson Racing Team Penske) demostró que cuando el coche va bien, es un hombre a tener en cuenta. La pelea con Lowndes ha sido de lo mejorcito visto en carrera, y finalmente el esfuerzo ha dado sus frutos.
En cuanto a Frosty (Mark Winterbottom) y Shane Van Gisbergen, el de Ford ha terminado por delante del neozelandés de Triple Eight tras aguantar bien las acometidas de su rival. La cuarta posición final le sabe a gloria y más teniendo en cuenta que en Prodrive Australia han detectado un problema y cambiarán el motor de cara al día de mañana.
La gran sorpresa del día la han dado los pilotos de Brad Jones Racing con una estrategia totalmente opuesta al pelotón y que les ha acabado funcionando. Tim Slade salía en décimo segunda posición y ha terminado en el top-10, igual que su compañero, que salía tres posiciones por detrás. Los neumáticos nuevos al final les han permitido remontar por la diferencia de ritmo, y los puntos sumados son importantes.
Mañana una nueva sesión de clasificación y una carrera con dos paradas obligatorias en el pit-lane para repostar. La estrategia será clave, y el uso de los juegos restantes de neumáticos va a ser el punto de apoyo de la victoria. 200 kilómetros por delante y 150 puntos por los que luchar.
