Fin de semana para olvidar en Aston Martin. Lo que comenzó con optimismo el viernes en Interlagos terminó en frustración total. Fernando Alonso, que había brillado en los Libres y conseguido acceder a la SQ3 para sumar puntos en la carrera Sprint, terminó decimocuarto el domingo, sin ritmo y con un monoplaza que fue perdiendo competitividad con el paso de las sesiones. Lance Stroll tampoco tuvo mejor suerte y se quedó fuera de la zona de puntos tras una clasificación decepcionante.
El propio Alonso reconoció tras la carrera que el Aston Martin no evoluciona al mismo ritmo que sus rivales. Según el asturiano, mientras otros equipos logran mejorar durante el fin de semana, el suyo se estanca. Una percepción que comparte Mike Krack, jefe de equipo, quien admitió que el rendimiento cayó progresivamente y que no hubo ritmo suficiente para luchar por posiciones destacadas. “Sabíamos que íbamos a tener problemas, por eso apostamos por los neumáticos duros, pero hay que ser sinceros: no teníamos el ritmo para hacer nada”, reconoció el luxemburgués.
Krack señaló también al formato Sprint como un posible factor de ese bajón. Este tipo de fines de semana obliga a modificar la configuración del coche, especialmente en lo relativo a la gestión del fondo plano y el desgaste de la tabla de madera. “En una vuelta puedes esconder debilidades, pero en carrera no. En el Sprint los coches son más ligeros, hay menos vueltas y se puede optimizar de otra forma, pero en el Gran Premio todo se complica más”, explicó.
El balance final deja a Aston Martin con un cero en su casillero y con más dudas que certezas a tres citas del final del campeonato. Racing Bulls amplía su ventaja en la lucha por la sexta plaza del Mundial de Constructores —ahora con diez puntos de margen— y Haas se acerca peligrosamente, a solo dos unidades de distancia.
La frustración de Alonso refleja el sentir general del equipo. Tras un arranque de temporada prometedor, el AMR25 parece haberse quedado sin evolución frente a sus rivales directos. Y aunque la estructura de Silverstone mantiene la vista puesta en 2026, el final de 2025 amenaza con ser un duro recordatorio de cuánto trabajo les queda por delante.