El primer día de actividad en Las Vegas dejó más sombras que certezas. La bandera roja provocada por una alcantarilla redujo al mínimo el rodaje y condicionó completamente el trabajo de los equipos, que se vieron obligados a improvisar con datos incompletos. En este escenario, Ferrari y Mercedes parecieron gestionar mejor el caos y colocarse como referencias provisionales, aunque con diferencias mínimas entre ambos.
Las simulaciones de clasificación mostraron un grupo delantero extremadamente igualado: Ferrari, Mercedes y McLaren rodaron separados por apenas unas centésimas, con cada uno destacando en diferentes sectores del circuito. La sorpresa llegó por parte de Red Bull, muy lejos del ritmo: Verstappen cedió hasta seis décimas, tres en el primer tramo y tres en el sector central, señal de que el RB21 no se adapta bien al paso por curva lenta.
En la zona media, el rendimiento fue igualmente ajustado. Racing Bulls, Williams y Sauber se movieron en la misma décima, con fortalezas repartidas por sectores. Aston Martin y Alpine, en cambio, confirmaron malas sensaciones: ambos perdieron tres décimas clave respecto a sus rivales directos, especialmente en el segundo y tercer tramo del circuito. Haas volvió a cerrar la tabla, aunque con margen para mejorar con más rodaje.
Las tandas largas tampoco ofrecieron una imagen completa. Con los Libres 2 prácticamente inutilizados, Ferrari y Mercedes volvieron a aparecer como los más sólidos en ritmo de carrera, mientras Red Bull seguía perdiendo tiempo en la zona 7-9. En la zona media, Williams y Sauber volvieron a destacar con tiempos competitivos, mientras que el Aston Martin de Stroll volvió a sufrir severamente en curva lenta, un punto crítico en este trazado.
Las conclusiones estratégicas también son limitadas, pero todo apunta a un escenario de dos paradas: el medio apenas superará las diez vueltas con garantías y el duro puede sufrir para alcanzar la vuelta 20. El blando, muy sensible térmicamente, parece prácticamente descartado. Con tan poca información fiable, la clasificación promete reorganizar por completo el orden. Las Vegas sigue siendo una incógnita: lo único claro es que todavía puede pasar absolutamente de todo.