Lewis Hamilton atraviesa el momento más delicado de su carrera. El heptacampeón, que llegó a Ferrari rodeado de ilusión y expectativas, encadena un 2025 para el olvido y Las Vegas ha sido otro golpe más. Último en clasificación y octavo en meta gracias a las descalificaciones de McLaren, Hamilton admite que está deseando que acabe el año… pero, por primera vez, ni siquiera mira 2026 como un salvavidas.
Han pasado 22 Grandes Premios y Hamilton sigue sin encontrar comodidad ni rendimiento en el SF-25. Los cambios internos, las rutinas nuevas y la presión mediática que acompaña a Ferrari están resultando un desafío mayor de lo esperado. Desde dentro y fuera del paddock ya se advertía que la adaptación sería dura, pero nadie imaginaba un bajón tan drástico. Para colmo, las recientes palabras de John Elkann han añadido tensión al ambiente justo cuando el británico más tocado se encuentra.
Con solo Catar y Abu Dabi por delante, Hamilton tiene una losa clara sobre la mesa: si no pisa el podio, firmará la peor temporada de toda su trayectoria en Fórmula 1. Hasta ahora, el discurso oficial era aguantar el chaparrón y esperar a 2026, cuando el adiós al efecto suelo debería devolverle un coche más a su gusto. Sin embargo, la frustración tras la carrera de Las Vegas fue tan grande que ni esa esperanza logró sostenerse en su respuesta.
“Es un resultado terrible, no hay nada positivo que sacar”, aseguró a la BBC. “Estoy deseando que termine. No estoy deseando que llegue la próxima”. Unas palabras que descolocaron a muchos: no se refería a Catar ni a la próxima semana, sino directamente a la temporada 2026. El desgaste emocional es evidente y su confianza en que la Scuderia encuentre el rumbo se ha ido diluyendo con cada carrera.
Aun así, Hamilton descarta cualquier insinuación de retirada. Recalca que seguirá, que quiere estar en la nueva era técnica y que no piensa abandonar el proyecto. Pero el mensaje que deja es claro: ahora mismo, más que ilusión, lo que siente es agotamiento. Ferrari afronta un final de año crítico, con un piloto estrella hundido anímicamente y con la obligación de ofrecer señales reales de que la pesadilla no continuará en 2026.