Jackie había tomado una decisión valiente y el tiempo le estaba demostrando que había acertado de lleno. Rechazar el asiento de Ferrari fue una decisión fácil pese a que parte de la prensa se había tirado de los pelos. Para él un apretón de manos era sagrado y si Enzo Ferrari no lo consideraba así y pensaba que podía seguir negociando con otros pilotos a sus espaldas, ese era su problema. Jamás iba a correr para un equipo que no estuviese con él al 100%, por mucho Ferrari que fuese, por eso había roto unilateralmente el contrato verbal con Enzo. La decisión de dejar BRM estaba tomada y el que no salieran bien las cosas con Ferrari no le hizo perder la calma, pese a no tener equipo. Las cosas llevan su tiempo y no se iba a ligar al primer equipo que le hiciese una oferta para correr en F1.
Sin embargo, cuando recibió la llamada de Ken Tyrrell no se lo pensó dos veces; correría con ellos en la primera temporada del equipo en F1. Conocía a Ken hacía varios años, él fue el que le dio la oportunidad de hacer su primer test de F3 junto a Bruce McLaren, con ellos había ganado la F3 y había corrido el año anterior la F2, así que conocía perfectamente el equipo. Más que un equipo, era su familia, el ambiente era magnífico y adoraba la forma de ser de Ken Tyrrell.
El equipo tenía un gran potencial: correrían con un chasis Matra, el motor DFV de Ford Cosworth que Lotus ya no tenía en exclusiva y con el apoyo de la petrolera Elf. Los franceses de Matra se habían involucrado mucho en el proyecto y tras estar en F2 la Fórmula 1 era su gran objetivo. Con semejante inyección de recursos, la ilusión del equipo era desbordante.
La temporada comenzó en Kyalami con victoria de Clark seguido de Hill, en un aplastante doblete de Lotus. Jackie se vio obligado a abandonar por rotura de motor cuando rodaba detrás de Jim en segunda posición; aún así la primera carrera dejó un buen sabor de boca, el coche pese a no estrenar el nuevo chasis había sido competitivo de inmediato. Pero los primeros problemas de la temporada no tardaron en aparecer, en una prueba de F2 disputada en abril en el Jarama, Jackie se fracturó un hueso de la muñeca derecha por el cual según los médicos iba a estar fuera varios meses. El escocés visitó varios médicos para ver cómo arreglar el problema hasta que al final uno decidió ponerle una prótesis; el objetivo era estar de vuelta cuanto antes, aunque la ilusión por conquistar su primer título prácticamente se había esfumado.
Jackie se perdió las citas del Jarama y Mónaco, volviendo a la competición en Spa y logrando una más que decente cuarta posición en la primera y única victoria de Bruce McLaren como piloto y constructor. Sería en Zandvoort donde llegaría la primera victoria y doblete del equipo, con una gran victoria de Stewart con más de un minuto de diferencia sobre Beltoise que llevaba distinto motor. En Rouen bajo el diluvio también lograría una meritoria tercera posición en el día en el que Jacky Ickx logró su primera victoria con Ferrari. El duro circuito de Brands Hatch fue peor; los dolores en la muñeca hicieron que Jackie lograra un sexto puesto a 2 vueltas respecto al ganador Jo Siffert. La recompensa de lograr un punto alentó al escocés que llegó destrozado a meta. Tocaba descansar y esperar que la cosa mejorase para el Gran Premio de Alemania.
La temporada estaba siendo dramática en cuanto a accidentes, la crueldad de las carreras se había llevado por delante en abril a Jim Clark, en un desafortunado accidente en un F2 en Hockenheim. Jim había sido su amigo, su mentor, una especie de hermano mayor que le aconsejaba y protegía dentro y fuera de las carreras. Esta muerte le había afectado a Jackie muchísimo, de la misma forma que le sacudió el fallecimiento años atrás de su amigo, el piloto de motociclismo Bob McIntyre. Pero esto no había acabado aquí: Mike Spence falleció en Indianápolis, Ludovico Scarfiotti se mató con un Porsche en una carrera en Alemania y Jo Bonnier se dejó la vida en Rouen. La seguridad en las carreras era inexistente, por eso Jackie ya había iniciado una cruzada para tratar de hacer el deporte más seguro. Él salvó la vida de milagro en un accidente en Spa 66, gracias a la rápida asistencia de Graham Hill y de Bob Bondurant.
Aquel 4 de agosto, día de la carrera, el circuito de Nürburgring también amaneció de nuevo con lluvia y con niebla. Las condiciones de la pista el día anterior habían sido penosas por la lluvia y varios pilotos expresaron su temor a sufrir un desgraciado accidente. Jackie no quería salir a pista pero Ken insistió varias veces que debía hacerlo, aunque fuese para rodar a baja velocidad. Al final aceptó y pudo comprobar lo difícil y peligrosa que estaba la pista, con ríos en varios puntos del circuito y con una visibilidad pésima. Más que a ir rápido se dedicó a memorizar donde estaban los peligros. Jacky Ickx logró la pole position con más de un minuto de diferencia sobre Stewart que saldría en sexta posición. La carrera sería otra historia bien diferente.
La carrera comenzó 50 minutos más tarde por la lamentable condición de la pista. Ickx patinó en exceso en la salida y rápidamente Graham Hill con el Lotus, Chris Amon con Ferrari y Jackie Stewart con el Matra Ford lo pasaron antes de llegar a la primera curva. Jackie estaba incomodísimo, no podía ver absolutamente nada detrás del spray de Hill y Amon. Si quería ganar la carrera y sobre todo si quería estar seguro, debía pasar a ambos e imponer su ritmo si es que lo tenía. Pasado Adenauer, adelantó a Amon, el aquaplaning era constante, el estado de cómo iba a estar cada curva, toda una incógnita. Antes de terminar la primera vuelta, en la curva anterior al llegar a la larga recta se deshizo de Hill y emprendió su cabalgada en solitario. El infierno verde era más infierno que nunca.
Los kilómetros pasaban y Jackie seguía sumergido en su pilotaje, no pensaba en las diferencias con el resto aunque sabía que en dos vueltas les había metido más de 34 segundos.
Entonces, llegó el gran susto: un par de curvas después del Karussell, Jackie pasó por encima de un rio y súbitamente perdió el control del monoplaza haciendo un trompo con el que casi se estrella atropellando a un comisario. Por suerte, el coche encontró algo de agarre y con una medida dosis de acelerador pudo deshacer el entuerto.
Jackie Stewart ganó el Gran Premio de Alemania con más de 4:03 minutos de diferencia sobre Graham Hill y 4:09 sobre Jochen Rindt. Nada más bajarse del coche preguntó a Ken si alguien había resultado herido, parecía increíble que a nadie le hubiera pasado nada en un circuito tan peligroso en un día tan complicado. La lluvia hizo relativamente más suave la carrera de Jackie, quizás si hubiese sido en seco no podría haber aguantado. Aquel día, delante de más de 200.000 espectadores, Stewart firmó la mejor actuación de su carrera demostrando talento y valentía a partes iguales. Toda una “masterclass” de pilotaje en mojado en el circuito que más odiaba porque, como bien dice el escocés: “¡Si amas Nürbürgring es porque no vas lo suficientemente rápido!”
