Pedrosa cerró los tres días de pruebas en Sepang con el segundo mejor tiempo y la sensación de haber dado un paso adelante con el motor de 2018. Allí pudo probar dos versiones, la ya estrenada en Valencia y una evolución del mismo, además del de 2017.
A pesar de concluir que la última especificación cuenta con más potencia, el español fue cauto sobre sus posibilidades de uso. Las pruebas en Tailandia serán determinantes para elegir la versión definitiva del motor que Honda deberá 'congelar' para toda la temporada.
El segundo test del año se llevará a cabo en el Circuito de Buriram, un trazado nuevo en el calendario y del que los pilotos tendrán que aprovechar las referencias de las motos del WorldSBK.
"De salida intentas ver lo que han hecho los demás, Superbikes en este caso, y aunque no son las mismas motos y acabará siendo una cosa diferente, es una referencia que se tendrá que usar", admite Pedrosa. "Tienes que intentar encontrar un punto de partida. Diría que lo más importante es el cambio, saber cómo y cuándo tienes que cambiar y posteriormente poco a poco vas probando la trazada. Después los neumáticos y los frenos".
Tras un año en el que Pedrosa se vio afectado en varias ocasiones por la falta de temperatura en los neumáticos, el catalán ha estado trabajando durante el invierno para solucionar este aspecto y, aunque no parece que Buriram pueda penalizarle en este sentido, el de Honda no pierde de vista el agarre de la pista.
"El asfalto parecía bueno, pero a vista es difícil saber. Tendremos que saber cómo van los neumáticos y cómo se va limpiando la pista. La información que tenemos es que el primer día es bastante malo el grip y después hay más".
"La primera impresión es que el trazado es muy estrecho y por el tipo de curvas parece que tiene una sola trazada. Parece difícil adelantar. Hay puntos, como la primera y la última curva, pero hay una parte del circuito que es de fila y hay que seguir la cola", concluye.