Las altas temperaturas eran un verdadero dolor de cabeza para Mercedes que veía cómo en esas condiciones los Ferrari tomaban ventaja y ellos debían resignarse a esperar que el inclemente sol bajara su intensidad para optar a tener batalla contra sus enemigos italianos.
Al parecer esos problemas quedaron en el pasado tras la última victoria de las flechas plateadas antes del parón de verano, cuando Hamilton se impuso con una altísima temperatura que rozaba los 60°C. Esto representa un punto a favor de ellos en la pelea por el campeonato y en la decisión de las carreras realizadas con más calor.
Para Toto Wolff los cambios de rendimiento sobre calor tienen varias explicaciones, entre ellas la buena administración de Bottas y Hamilton, la capacidad de obtener aire limpio y los mejores análisis de los datos por parte de los ingenieros: "Tenemos que recoger más datos, entender más cosas, pero la sensación que nos queda es que ganamos la carrera de Budapest con una temperatura de pista de 60º. Esto es algo que no pensábamos que pudiéramos hacer. Tengo la sensación de que podemos entender más y podemos ser más competitivos en carreras con altas temperaturas”.